Capítulo 458
Hermosa, educada y con un porte distinguido, ¿a quién no le gustaría una chica así?
Lo más importante es que era evidente que a su hijo le gustaba.
—Esa chica me parece estupenda, tú tiene buen ojo —susurró Elena a Francisco.
Francisco se sonrojó ligeramente. —Es cierto, ella es muy buena.
Encontrarse con Nuria había sido una fortuna, y entre ellos había muchos temas de conversación en común.
Al ver cómo Francisco no paraba de elogiar a Nuria, Elena no podía contener su sonrisa. —Me alegra que te guste, cualquier persona que a ti te guste, me gustará a mí también, y si decides casarte, haré todo lo posible por ayudaros.
En la cocina, Francisco y Elena charlaban.
En el salón, Ana estaba sentada en el sofá, comiendo una pieza de fruta.
Nuria se sentó junto a Ana.
Tomó un plátano y lo peló.
Tras comer unos bocados, finalmente habló. —¿Te sorprende verme aquí, verdad? A mí también me sorprende, realmente tenemos una conexión especial.
Ana miró a Nuria y, como ni Elena ni Francisco estaban
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