Capítulo 95 Celos
—No digas mi nombre, ¿acaso somos íntimas? —dijo Ana enojada, su mirada llena de desprecio hacia ella: —Aprovechaste que no estaba en casa para ir a pedirle perdón a mi madre, sabiendo lo fácil que es conmoverla.¿Verdad?
—Mónica, la verdad no has cambiado en absoluto, sigues siendo tan calculadora, siempre fingiendo ser la víctima de todo, ¡qué detestable eres!
—Ana, ¿podrías hablar correctamente? Si no sabes hablar, mejor cállate. Después de tantos años, todavía hablas de manera tan desagradable y ofensiva, afectas el ánimo.
Julia no pudo contener su temperamento y replicó de inmediato.
Ana enseguida se puso seria y la miró con el rostro tenso: —¡Sabes eso no es asunto tuyo!
—Claro que es mi asunto, Mónica es mi buena amiga. Si la insultas a ella, también me insultas a mí.
—¿Amiga? —Ana soltó una risa despectiva: —Julia, desde la escuela has seguido a Mónica como garrapata, ¿cómo después de tantos años sigues queriendo ser solo la seguidora de alguien?
La mirada de Mónica se endureció

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