Capítulo 66 Pensamientos
Sergio miró su delicado rostro, tan rojo que parecía que pudiera sangrar, su expresión algo tímida lo hizo sonreír aún más.
—¿De verdad? Yo pensé que te gustaban este tipo de hombres.
Su voz sonaba perezosa, con un cierto toque de burla.
Mónica lo escuchó atenta y levantó la vista, mirándolo con cierto reproche en los ojos: —Tío Sergio, cada vez eres mejor para hacer chistes. ¿No es así?
Sergio sonrió, desvió la mirada y la centró en sus pies. Sus labios se presionaron un poco por un momento antes de hablar en voz baja: —¿Te sigue doliendo el pie?
Mónica lo negó y sonrió suavemente: —Ya no me duele, esta vez gracias a ti, tío Sergio. Escuché de Julita que me buscaste durante dos días consecutivos, te has preocupado demasiado por mí.
—No es que me haya preocupado. —Sus ojos, oscuros y profundos como la noche, volvieron a fijarse en los de ella, y su tono se tornó serio: —Es que me inquieté demasiado.
Mónica quedó momentáneamente desconcertada, y levantó cuidadosa la vista para mirarlo

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