Capítulo 157 No me casaré con él

Manuel se reía con gran entusiasmo, una y otra vez: —Por supuesto que lo permitimos. Pablo, eres tan apuesto y talentoso. Tu tía y yo estamos muy contentos. Confiamos plenamente en dejar a Mónica a tu cuidado. —Muchísimas gracias, tío. Pablo agradeció, luego giró la cabeza para mirar a Mónica, que estaba a su lado. Dio un pequeño paso hacia atrás, sacó el anillo que ya había preparado, se arrodilló sobre una rodilla frente a ella y la miró con ternura: —Moni, cásate conmigo. Mónica bajó la mirada y observó con desprecio el anillo que él sostenía en alto. El diamante, del tamaño de un huevo de paloma, brillaba intensamente bajo la luz. Su mirada se detuvo justo en la corbata que Pablo llevaba puesta, y sus ojos temblaron ligeramente. Ella misma la había diseñado, la había mandado hacer especialmente y se la había regalado para su cumpleaños. Pero a él no le había gustado. Cuando la recibió, la dejó a un lado sin prestarle la más mínima atención, y jamás se la había puesto. Sin embargo,