Capítulo 131 Tomar la iniciativa de besarlo
Pablo frunció el ceño, sintiendo que la ropa en su espalda se empapaba con las lágrimas ardientes de ella, y al escuchar sus sollozos, no pudo evitar llenarse de compasión.
Él soltó las manos de Sara y se giró para mirarla: —Todo eso son tus fantasías, no ha pasado nada, duérmete bien y mañana te sentirás mejor.
—Pablito, ¿sigues enojado conmigo? Ese día en el hotel realmente actué porque me dolía verte sufrir por Mónica, y en un impulso le di una bofetada, fue mi error, ¡no debí haber golpeado a Mónica!
Mientras hablaba Sara, de repente empezó a abofetearse fuertemente.
Pablo abrió los ojos, algo asustado por su acción, y después de reaccionar, rápidamente agarró sus manos: —¿Qué haces? Tu rostro apenas se ha curado y ahora te golpeas de nuevo, ¿ya no te importa tu cara?
Él gruñía en voz baja, pero no podía ocultar su preocupación.
Con lágrimas en los ojos, Sara levantó la vista hacia él, con una expresión desamparada y triste: —Pablito, ¿podrías dejar de estar enojado? Estos días te

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