Capítulo 84
Vicente no se atrevió a actuar precipitadamente, deteniéndose a unos diez metros de Inés.
—No lastimes a mi hijo, te suplico que lo dejes en paz.
La madre y la abuela del niño estaban de rodillas, suplicando.
—¿Por qué lloras?
Inés golpeó la frente de la abuela con la palma de su mano, y la abuela murió en el acto debido a una ruptura cerebral, salpicando de sangre el rostro de la madre del niño. Esta, aterrorizada, casi se desmayó en el acto, quedando completamente atónita y emitiendo un grito de terror.
Los transeúntes cercanos, al presenciar esto, comenzaron a gritar horrorizados y huyeron en todas direcciones, creando un caos en la escena.
—¡Está bien! Te dejaré ir, no mates a más inocentes.
Vicente, frunciendo el ceño y lleno de un furor asesino en su corazón, no tuvo más opción que comprometerse.
—Joven guapo, parece que tienes un corazón tierno. No es malo ser tierno, pero no debes tener piedad con tus enemigos. La próxima vez que nos encontremos, te aseguro que morirás miserabl
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