Capítulo 34
Alberto levantó la mano y asestó a Fernando una bofetada tan fuerte que las palabras y reclamos que pretendía articular se le revolvieron en el estómago.
—¿Eh?
Víctor parecía completamente atónito.
—Papá, ¿por qué actúas así? ¿Por qué me golpeas?
Fernando, cubriéndose el rostro, también se mostraba muy perplejo.
—Imbécil, te golpeo porque te lo has ganado.
Tras decir esto, Alberto agarró a Fernando por la ropa y lo arrastró delante de Vicente.
—¡Arrodíllate!
—¡Papá, estás loco! —exclamó Fernando, iracundo.
¡Pum!
Otra bofetada, aún más fuerte, hizo que Fernando sangrara por la boca y la nariz y que girara sobre sí mismo.
—¡Te he ordenado que te arrodilles! —gritó Alberto furioso.
Fernando, viendo estrellas de dolor, se arrodilló mientras soportaba el sufrimiento.
—Lamento mucho esto, señor Vicente. Mi hijo es superficial y le falta visión de conjunto. Por favor, no lo juzgue severamente, perdónelo esta vez. Le aseguro que en adelante lo educaré con rigor.
Después de pronunciar estas pal
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