Capítulo 33
Isabel pellizcó la mejilla de Marta.
—Es solo una broma, mira cómo te pones de nerviosa. Respeto mucho al señor Vicente.
—¿Cómo no voy a estar nerviosa? Si a ti te gustara, definitivamente no podría competir contigo —respondió Marta.
—Solo sigue esforzándote. No faltan quienes admiran y se enamoran de él por ser tan excepcional.
—advirtió Isabel.
—No te preocupes, hermana, daré lo mejor de mí.
Isabel y Marta caminaban hacia el estacionamiento número dos.
Mientras tanto, Vicente se dirigía al estacionamiento número uno cuando un coche se acercó a toda velocidad y lo golpeó por detrás.
Vicente, sintiendo el peligro, saltó y con un giro aéreo, aterrizó con seguridad en el techo de otro coche.
El todoterreno negro que lo había golpeado se detuvo, y se abrió la puerta. Fernando, cojeando, saltó del coche.
—¡Bastardo, sabía que estarías aquí!
gritó Fernando con un aire asesino.
—Mantén tu boca limpia, o tu padre te la va a desgarrar —respondió Vicente.
—¡Yo soy tu padre! Pronto estarás ar
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