Capítulo 40
Después de cuatro años, al ser abrazada nuevamente por Bruno, Alicia sintió como si miles de flechas le atravesaran el corazón.
Alicia había creído que los brazos de Bruno eran su refugio más feliz, que mientras él estuviera a su lado, ella sería feliz para siempre.
Pero nunca imaginó que ese pecho amplio, ese abrazo cálido, ocultaban innumerables intrigas y manipulaciones.
Lejos de sentirse protegida, se vio atrapada sin saberlo.
Hasta el punto de perder muchas cosas que para ella eran fundamentales, todo por este hombre frente a ella.
Al recordar todo esto, Alicia sintió como si su piel se llenara de espinas.
Empujó a Bruno con fuerza, su voz fría como el hielo.
—Bruno, suéltame.
Al sentir el rechazo de Alicia, Bruno la soltó de inmediato.
Con los ojos rojos, la miró fijamente: —Alicia, no sé por qué tus manos ya no pueden volver a tomar el pincel por mí. Deberías haberme dicho, ¿por qué cargaste todo esto sola?
Alicia soltó una pequeña risa, apenas audible: —¿Te lo
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