Capítulo 386
De repente, la atmósfera alrededor de Braulio se llenó de una feroz aura asesina. Un grupo de soldados puede ir al campo de batalla a luchar contra el enemigo.
Puede defender la frontera.
Pero nunca debe apuntar sus armas a los ciudadanos comunes.
Estos hombres, sin embargo, estaban apuntando sus armas a él, un hombre común, y no pudo evitar levantar la mano y señalar a Ulises:—¿Qué quieres hacer?
¿Vas a dispararme?
Ulises se quedó en shock. Con tantas armas apuntándole, no esperaba que este hombre tuviera el valor de desafiarlo con tal desdén.
En realidad, no pensaba disparar; su único objetivo era asustar a la gente.
Si lograba asustar a Salvador, ya habría cumplido su propósito.
Pero cuando vio el Anillo del Dragón en la mano de Braulio.
Su rostro palideció de inmediato. Se giró rápidamente y le gritó a sus subordinados:—¡Bajen las armas!
¡Crack!
Los subordinados hicieron movimientos perfectamente sincronizados, sujetando sus rifles con ambas manos, apuntando hacia
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