Capítulo 322
Una zona poco profunda.
Un hombre nadó hasta la orilla y salió lentamente del agua.
Era Aitor, el que había saltado al río para escapar, y sentía un dolor agudo en el pecho.
Al mirar hacia abajo, vio que su pecho estaba morado, con las costillas claramente hundidas, evidentemente rotas.
¿Por qué fue tan fuerte?
Desde que comenzó su entrenamiento, nunca había conocido la derrota.
Se consideraba el mejor de la nueva generación, y creía que sólo él podía hacer que la familia Fernández prosperara.
Ya había planeado cómo matar a los hermanos Santiago e Isandro.
No esperaba que hoy fuera derrotado por un simple conductor.
Este hombre no podía ser tan común; debía tener un trasfondo extraordinario.
Aitor se quedó sentado un buen rato, sin poder entender nada, y comenzó a pensar en sus propios asuntos.
Tras meditar por un tiempo, se arrepintió de no haber matado antes a los miembros de la Hermandad del Acero. Si los hubiera matado, su maestro no habría sabido que fue él qui
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