Capítulo 53
Tomé la taza y bebí más de la mitad.—Ya se fue.
—¿Mm?—Ana se sentó frente a mí con las piernas cruzadas, con una expresión de curiosidad.
—Lo rechacé, así que se fue. Según él, tenía que trabajar, y eso fue todo,—mis palabras dejaron a Ana momentáneamente perpleja.
—¿Se fue? ¿Ni siquiera lo intentó de nuevo?—Ana sacudió la cabeza.—Este tipo no tiene mucha determinación.
—Sabe cuándo avanzar y cuándo retirarse, no es del tipo que se aferra desesperadamente,—al hablar de Adrián, no pude evitar recordar su aspecto tosco y robusto.
Ana inclinó la cabeza y me miró,—Si él hubiera insistido un poco más, ¿hubieras...?
—¡No!—Interrumpí a Ana.—No usaría a una persona para sanar las heridas que me dejó otro hombre.
—Alejandro sigue siendo insustituible,—Ana concluyó.
Sonreí débilmente.—Alejandro aceptó romper conmigo.
Ana quedó atónita, y yo dejé la taza de agua.—Vine aquí para ducharme y cambiarme de ropa antes de ir a casa de los Vargas, y aclarar las cosas con José María. Alejandro y yo... hem
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