Capítulo 124
Habiendo llegado a este punto, aunque María pudiera tener otras intenciones, ya no era apropiado seguir hablando.
Ella asintió: —Carmi, en el corazón de tía, tú eres mi hija de verdad.
Si realmente me considerara como una hija de verdad, no habría concebido la idea de emparejarme con Mario, aunque es posible que haya sido Mario quien lo sugirió, pues ya me había expresado sus sentimientos.
—Bueno, entonces, cuando Mario y Alejandro tengan tiempo, organizaremos una ceremonia; me inclinaré ante tía y tío, y nos reconoceremos oficialmente —dije esto y noté un destello en los ojos de María.
Era obvio que no quería realmente aceptarme como hija, pero conozco lo bien que me ha tratado estos diez años y no quiero ser desconfiada ni interpretar mal sus intenciones.
—Está bien —María accedió.
La acompañé de regreso a casa y me encontré con Alejandro, quien llevaba una gorra de béisbol y un uniforme del mismo deporte, dejando de lado la apariencia arrogante de CEO que solía mostrar. Así, me reco
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