Capítulo 122
La incomodidad era palpable, pero era preferible que él estuviera al tanto.
Adrián recogió su móvil, que había dejado sobre la mesa, y se marchó; Sofía exclamó que todo había terminado.
No me preocupé, pues nunca tuve la intención de entablar algo serio con Adrián, así que era indiferente si se enfadaba o malinterpretaba la situación.
Al fin y al cabo, nuestro encuentro fue fortuito y no tengo intenciones de volver a enamorarme. No es que una sola herida me haya dejado reacia al amor, simplemente no estoy en ese estado de ánimo ahora.
Después del desayuno, me preparé para llevar a Sofía al trabajo y luego asistir a una entrevista.
Había enviado mi currículum justo ayer y esta mañana ya había recibido una invitación para entrevistarme, lo cual me sorprendió por la rapidez; sin embargo, empezar a trabajar pronto siempre es bueno.
Pero al llegar al estacionamiento, vi el coche de Mario; se detuvo, bajó y abrió la puerta trasera, de donde salió María.
Venía a buscarme.
—Tía —la saludé
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