Capítulo 76
—¿Cómo puede no dolerte con una herida tan grande como esa? —Ramón le dijo, recordando tiempos anteriores: —No sé quién era la que lloraba a gritos por una caída.
Silvia se quedó sin palabras.
Observando la cercanía y familiaridad entre ellos, los ojos de Diego, oscurecidos por la noche, se profundizaron aún más, haciendo que el frío en su cuerpo aumentara de forma gradual y el aire alrededor se enfriara notablemente.
Carlitos lo sintió, se giró hacia él y le preguntó curioso: —Papá, ¿no vas a soplarle a mami?
—Con que tú soples es suficiente. —Los profundos ojos de Diego observaron con desprecio a Silvia un momento antes de desviarse hacia él y decirle: —Ven aquí, papá tiene algo que preguntarte.
Carlitos, algo confundido, se acercó a él.
Se alejaron un poco antes de detenerse.
Carlitos, con los ojos muy abiertos, le preguntó: —¿Qué me quiere decir papá?
—¿Por qué llamaste a Ramón? —Diego, tratando de controlar un poco su emoción, se agachó cariñoso frente a él, poniendo su cálida y g

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