Capítulo 62
Ofender a Ramón podría resultar en algunos insultos y réplicas, pero ofender al jefe José y al señor Diego podría tener consecuencias desconocidas que su cuerpo quizás no resistiría.
Ambos miraron la hora y, al ver que era el momento adecuado para hacerlo, entraron de inmediato cada uno con sus cosas.
—¿No, les dije que si no los llamo, no vengan a molestar? —Ramón habló en cuanto la puerta se abrió, su mirada mostró cierta impaciencia.
El supervisor, muy nervioso pero manteniendo la calma exterior, se acercó a Silvia con las flores en mano: —Señorita Silvia, estas flores de aquí son para usted.
Silvia: —¿...?
Silvia miró las rosas rojas frente a ella sin extender la mano.
—Señor Ramón, lo que pidió está listo. —Dijo otro, entregándole de manera discreta una caja con un anillo de compromiso.
Ramón, con el rostro lleno por completo de confusión, aceptó la caja: —¿Qué es esto?
Cuando abrió la caja y vio lo que había dentro, una serie de signos de interrogación se formaron en su frente, m

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