Capítulo 40
—Diego. —Empezó Elena de nuevo con sus dramas: —Lo que pasó fue solo un accidente, probablemente ella también actuó de manera involuntaria.
—No importa si fue intencional o accidental, es un hecho que resultaste herida por su causa. —Diego continuaba observando de reojo a Silvia, no se perdía ni el más mínimo gesto en su rostro: —Ella debía pagar un alto precio por sus actos.
Silvia lo comprendió enseguida.
Él no estaba allí para dialogar con ella, sino para defender a Elena, igual que cuando la mimaba en el pasado; sin importar quién tuviera la culpa, siempre la protegía.
Le estaba indicando que si no aceptaba las consecuencias de "compartir un esposo", el afecto que antes le brindaba ahora sería transferido por completo a otra persona.
Pero ese tipo de afecto transferible, ella tampoco lo deseaba.
Silvia: —¿Es en serio?
Diego: —Sí es en serio.
En el momento en que terminó de hablar, Silvia tomó un bisturí médico de un estante cercano y se cortó enloquecida la palma de la mano. La pie

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