Capítulo 67
Cuando la mirada de Alejandro se posó en Diego, este tembló de miedo y con voz temblorosa dijo: —Cuñado...
—¿Quién te ha dado permiso para llamarme así? ¡Lárgate con tus hombres!
Alejandro respondió fríamente.
—S-sí.
Diego se levantó del suelo soportando el dolor y, junto con su grupo de pandilleros, huyó apresuradamente del lugar.
¡Boom!
Alejandro dio un paso adelante y pisó la frente de Rafael.
—¡Suelta a mi hermano!
Adrián miró a Alejandro, ya sin atreverse a moverse.
Jamás había imaginado que el Líder no solo no se había convertido en un inválido, sino que había recuperado su fuerza.
Para ellos, los miembros de la academia, esto era una noticia impactante.
Debía transmitir esta información a la academia lo antes posible para que los líderes tomaran las precauciones necesarias.
Pero, ¿cómo salir de allí ahora?
—Líder, reconocemos nuestro error. Por favor, te lo ruego, deja libre a mi hermano.
Adrián suplicó.
—Dime, ¿cuál es el verdadero propósito de su visita a la ciudad A? —p
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