Capítulo 60
—¡Señor Silencio!
Los vítores resonaron en la sala, comparable a una gran escena de fanáticos siguiendo a una estrella.
Señor Silencio nunca había aparecido en público, nunca se había mostrado, solo unas pocas caligrafías suyas circulaban en el mundo de la caligrafía.
¡Quién iba a pensar que era él, Alejandro García!
—¡Señor Arturo, él es tu admirado Señor Silencio! —gritó alguien.
Pero Señor Arturo no habló, continuaba llorando.
Estaba sumergido en el espíritu de esa caligrafía, incapaz de sacudirse su emoción durante mucho tiempo.
—¿Él, él, él es Señor Silencio? —Ana estaba completamente atónita.
—¿Cómo puede ser Alejandro, este desecho, Silencio? ¿Acaso estos empresarios se han unido para engañarnos? —expresó Diego con sorpresa.
—¡Tonto!
Eduardo miró con ira a la gente de la familia Fernández; habían dicho que Alejandro era un desecho, no el verdadero Señor Silencio, y eso había afectado su juicio.
Viendo el espectáculo tan animado abajo, Alejandro en el escena
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