Capítulo 10
—Hace un mes, firmé y tú también firmaste, así que a partir de hoy, ambos somos libres. Me voy, no me busques. Deseo que tú y Carmen encuentren la felicidad juntos, y espero que el resto de mi vida sea libre y sin restricciones.
Cada palabra resonó en los oídos de Rafael como un trueno en primavera.
No podía creer lo que escuchaba, sus pupilas se dilataron y sus labios temblaron levemente.
¿Qué quería decir con que ella había firmado y él también, y que ya estaban divorciados?
¿Cuándo había firmado él?
La cámara en sus manos cayó con un golpe, golpeando una carpeta sobre la mesa que cayó sobre su pierna.
El enorme documento de divorcio quedó al revés ante sus ojos.
Rápidamente lo recogió y lo abrió por la última página, viendo la firma de Alicia de inmediato.
Y a pocos centímetros, en el espacio asignado para su firma, había un nombre.
Una firma que conocía demasiado bien.
Porque era su propia firma estilizada,
¡Rafael!
De repente, muchos detalles que Rafael había pasado por alto se ag
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