Capítulo 81
Desatando la venda negra que cubría los ojos de Isabel, las manos de Víctor temblaban ligeramente.
Al ver su rostro bañado en lágrimas, Víctor no pudo evitar recordar cómo, momentos antes, ella había llorado y suplicado.
...
Víctor se sentó en el sofá, incapaz de dormir en toda la noche.
No fue hasta que el cielo comenzó a aclararse que Isabel finalmente empezó a despertar.
¡Dolor!
Todo su cuerpo se sentía adolorido.
Isabel abrió los ojos y, por un momento, se sintió desorientada; los recuerdos de la noche anterior invadían su mente.
Se incorporó bruscamente, pero el dolor de cintura la obligó a recostarse nuevamente en la cama.
—¿Estás bien?
Frente a Isabel apareció una taza de agua tibia aún humeante, y al levantar la vista, se encontró con la mirada preocupada de Víctor.
¡Levantó la mano con fuerza!
La taza fue derribada por su mano, el vaso rodó por el suelo alfombrado y el agua se derramó, salpicando los pantalones del traje de Víctor.
—¿Qué te haces el bueno ahora?!
Isabel agarró
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