Capítulo 57
—Pero en este momento, tu abuela está hospitalizada, la cadena de financiamiento de la empresa tiene problemas y, si no conseguimos inversiones, la compañía se irá a la quiebra. No querrás ver a la familia Ruiz en la ruina y a todos nosotros viviendo en la calle, ¿verdad?
Diego reprimía su ira, tratando de sonar como un padre cariñoso.
Ana preguntó con indiferencia: —¿Entonces?
Diego, tratando de agradar, le pasó el jugo que Elena le había entregado.
—Entonces, cuando llegue el presidente Salvador de Grupo Iberia, acompáñalo. Intenta conseguir su inversión.
Se apresuró a aclarar, —No te preocupes, solo es para beber con él, nada más.
Ana miró el jugo, lo levantó con indiferencia y tomó un sorbo.
¿Cuánto esperas que invierta? —preguntó.
Diego levantó cinco dedos, —Setecientos mil dólares.
¿Ella solo valía setecientos mil dólares?
Vaya, ¡qué padre tan generoso!
En ese momento, sonó el teléfono de Diego. Miró la pantalla y salió rápidamente.
Elena lo siguió.
Después de un rato, la puer
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