Capítulo 32

Resulta que el título de genio de Sergio no lo tenía desde pequeño. Antes de entrar en la escuela secundaria, sus calificaciones siempre fueron mediocres. No importaba cuántas clases particulares tomara, sus notas no mejoraban. Por casualidad, un día en el estudio de Bruno, encontró decenas de exámenes resueltos. Los exámenes no tenían nombre, pero la claridad y originalidad en el razonamiento de las respuestas le abrieron un nuevo mundo. Al imitar el método de resolución del misterioso genio, sus calificaciones mejoraron instantáneamente, pasando de ser promedio a ser el primero de su clase. Gracias a esto, obtuvo la aprobación de su padre, quien siempre había sido muy estricto con él, así como los elogios de sus maestros y compañeros de escuela. Este sentido de honor avivó su vanidad. También descubrió que el misterioso genio enviaba mensualmente a su padre exámenes resueltos. Solo tenía que aprovechar cuando su padre no estaba, tomar fotos de los exámenes y, luego, con una pequ