Capítulo 81
Lucía parpadeó y, bajando la cabeza, dijo: —Está en el sótano de este edificio, Ángeles, te llevaré.
Tras cruzar un largo pasillo y tomar dos giros, alcanzaron las escaleras que descendían al sótano. Ángeles siguió a Lucía por las escaleras abajo y pronto se encontraron frente a una puerta cerrada con firmeza.
La puerta, fabricada en madera maciza, transmitía una sensación de solidez y estaba equipada con una cerradura altamente precisa, además de estar conectada a un sistema de alarma remoto; sin la llave adecuada, sería imposible abrirla sin recurrir a explosivos.
Lucía se detuvo justo al lado y señaló: —Ángeles, es aquí.
Ángeles asintió y utilizó la llave que poseía para abrir la puerta del almacén de medicinas. Al abrirse, un fuerte aroma a medicamentos les golpeó; a simple vista, se podía observar una gran variedad de hierbas raras que cubrían completamente dos de las paredes.
Antes de entrar, Ángeles miró atrás hacia Lucía y dijo: —Ve a hacer lo que tengas que hacer, no necesito
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