Capítulo 487
Aunque Ángeles recordaba claramente haberse acostado en su cama, al abrir los ojos se encontró de pie en la sala de estar del primer piso, sin tener idea de cómo había llegado allí.
Respiró profundamente varias veces, intentando calmarse.
En ese momento, Hugo regresó de una ronda de inspección por la villa junto con algunos subordinados. Al ver a Ángeles parada en el centro de la sala, inmóvil como un poste y con el rostro pálido, no pudo evitar preguntar: —Señora Pérez, ¿está todo bien?
Ángeles preguntó: —¿Acaban de regresar de la inspección? ¿Han visto a alguien cerca, o a alguien que lleve campanillas o algo similar?
—No, nada de eso —respondió Hugo, negando con la cabeza sinceramente.
Era la respuesta que Ángeles esperaba.
La noche anterior, en Ciudad Solerana en casa Pérez, también había escuchado esas campanillas y se había despertado asustada, pero nada había sucedido.
Si fuera una manipulación, sería imposible que siempre estuvieran tan cerca sin que ella se diera cuenta.
La

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