Capítulo 328
Emilio sonrió de resignación.
Filiberto no se atrevió a decir ni una palabra, temeroso de que cualquier comentario pudiera desatar la furia de Emilio.
El silencio era, en este caso, una forma tácita de consentimiento.
Si Emilio nunca hubiera sentido la alegría de poder levantarse por sí mismo, quizás la frustración no sería tan insoportable para él. Pero después de experimentar la euforia de poder de nuevo usar las piernas, ¿cómo podía entonces resignarse a no desear nada?
Y más aún, curar sus piernas no era solo un deseo, era su obsesión más profunda.
El colapso de esa esperanza era, para Emilio la peor afrenta en toda su vida..
—Ángeles...
El nombre salió de sus labios como un veneno, entre dientes apretados y con una rabia que parecía imposible de contener.
Había una amenaza mortal en su tono.
—¿Te atreves a burlarte de mí? ¡Le estas buscando las uñas al gato y te arrepentirás!
En cuanto Emilio terminó de hablar, varios de sus hombres avanzaron rápidamente, como s

Haga clic para copiar el enlace
Descarga la aplicación Webfic para desbloquear contenido aún más emocionante
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil