Capítulo 20
De todas formas, él no mencionó nombres específicos.
Gonzalo, completamente ajeno, se acercó para tomar el pulso a Vicente, pero este lo rechazó: —Que lo haga tu ayudante.
Ángeles, que había subido las escaleras con su maletín de medicinas en calidad de asistente, estaba preparada.
Gonzalo frunció el ceño y explicó: —Señor Vicente, mi ayudante no es muy hábil en medicina, podría diagnosticar mal, sería mejor que lo haga yo.
—No es necesario, la quiero a ella. —la voz de Vicente era perezosa, enfatizando especialmente los últimos sonidos.
Si alguien ajeno escuchara, podría pensar que había algo íntimo en sus palabras.
Pero en realidad, solo había una tensión palpable en el aire.
Gonzalo quería decir algo más, pero Ángeles lo interrumpió: —Abuelo, déjame a mí.
—Tú... —Gonzalo evidentemente quería decir, ¿estás segura? Ángeles no respondió, y esta era precisamente su oportunidad de demostrar su valía.
Ángeles se acercó, se arrodilló junto a la cama, y mientras enfrentaba la intensa y prof
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