Capítulo 159
El pueblo no era muy grande, y casi nunca llegaban forasteros. ¿Cómo podía un niño desaparecer así de repente?
A menos que... alguien se lo hubiera llevado.
Ángeles caminaba a prisa, yendo directamente a hablar con el jefe del pueblo para saber qué estaba pasando.
El jefe del pueblo, ya mayor pero todavía fuerte gracias a años de trabajo duro, normalmente era una persona tranquila y práctica. Sin embargo, en ese momento tenía el rostro lleno de preocupación. Apenas vio a Ángeles, le contó todo lo que sabía sin vueltas.
—Zenón desapareció esta tarde. Los niños que jugaban con él dijeron que vieron a Rubén en ese momento, y entonces salieron corriendo. Después siguieron jugando y no se dieron cuenta de dónde estaba Zenón.
—Cuando me enteré, llamé a toda la gente del pueblo para buscarlo, pero lo hemos buscado por todos lados y no hay rastro de él.
—¡Ay, Dios mío! Estoy que no puedo con esta angustia. Zenón no aparece, y Rubén, ese desgraciado, tampoco. ¿Y si... y si...?
El jefe del p
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