Capítulo 50
Patricia se mordió el labio, pero finalmente puso su mano sobre su brazo, logrando mantenerse en pie con esfuerzo, mientras él, de manera natural, colocaba su mano en su cintura. Luego cerró la puerta del baño detrás de sí. Patricia lo miró con cautela, frunciendo el ceño, claramente en conflicto.
—¿Puedes salir, por favor?
Patricia no olvidaba que estaban divorciados. ¿Qué derecho tenía él de ayudarla a cambiarse de ropa, obligándola a pasar por una situación incómoda?
Álvaro, con expresión imperturbable y sin mostrar señal alguna de incomodidad, respondió: —No confío en que estés bien, todavía no te has recuperado.
Patricia aún se sentía débil en las piernas y, al ver que él no tenía intención de irse, no tenía la energía para seguir discutiendo. Apretó los labios y dijo: —Dame la espalda.
Solo entonces Álvaro retiró su mano y se volteó.
Patricia luchaba para cambiarse. Habían comprado un vestido, que no era fácil de poner, y también tenía que cambiarse la ropa interior, lo cual la h
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