Yolanda juró que sacaría a Simón del Grupo Pionero.
¡Tenía que alejar a ese hombre vulgar del campo de la jefa Sara, cueste lo que cueste!
Después de un trayecto a toda velocidad, el Porsche Panamera entró en la casa de los Sánchez y se detuvo frente a una morada independiente.
—¿No dijiste que me llevarías a un hotel de lujo?
—¿Y esto no es mejor que un hotel de lujo?
—¡Pero esta es tu casa!
—¿No quieres quedarte en mi casa?
—No es eso... ¿Me trajiste a vivir contigo porque te enamoraste de mí? ¿Vas a casarte conmigo de verdad?
La expresión llena de ilusión en los ojos de Simón hizo que Sara soltara una risa.
—¿Tienes tantas ganas de que me case contigo?
—Claro.
—¿Y por qué?
—Porque... Porque eres muy guapa.
Simón por poco decía la verdad. Estuvo a punto de soltar que era por la Flor de Lumbre Divina.
—¿Y si no fuera guapa, no te casarías conmigo?
—Eh...
—¿Eh qué? ¡Los hombres son todos iguales!
Sara sacó una llave y se la entregó a Simón.
—Esta casa ahora es tuya.
—¿Mía? ¿Tú no vives