Capítulo 56
Él pensaba que, hoy en día, era verdaderamente ridículo.
¡Había ido a pedir licor por ella!
¡Había aceptado la primera ronda de castigos del juego por ella!
¡Incluso había roto una copa de vino!
Estos días, en verdad se había dejado cautivar por su belleza, ya ni siquiera se parecía a sí mismo.
Que juegue, que haga lo que quiera con Ramón.
¡Bruja!
...
En casa de los Pérez.
Ana estaba sentada en el sofá del salón, furiosa: —¡Papá, mamá, Alberto ya no me hace caso!
Alejandro, sorprendido, respondió: —¿Anita, cómo es posible que el presidente Alberto no te haga caso? ¿Ya se divorció de Raquel? ¿Cuándo va a casarse contigo?
Ana, furiosa, golpeó el suelo con el pie: —Alberto no se ha divorciado de Raquel, ¡todo es culpa de Raquel! ¡Ella no quiere divorciarse!
Alejandro, con expresión seria, miró a María: —¿Qué está pasando? ¿Raquel no es tu hija? ¿Por qué no la controlas? ¿Por qué siempre está interfiriendo con los planes de Anita?
María, con voz suave, respondió:
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