Capítulo 42
En realidad, en la casa Díaz, Raquel ya había sospechado que la foto la había enviado Ana.
Justo antes, en la habitación del hospital, había estado preguntando suavemente a Ana, buscando que fuera ella quien confesara la verdad directamente a Alberto.
Alberto colgó el celular y levantó la vista para mirar a Raquel.
Raquel, con la mirada fría, curvó sus labios rojos en una sonrisa sarcástica: —Presidente Alberto, creo que te voy a decepcionar, esa foto no la envié yo, fue Ana quien la envió.
Alberto frunció ligeramente el ceño, pero no dijo nada.
Raquel salió rápidamente.
Sin embargo, al pasar junto a él, Alberto extendió la mano y la agarró del brazo con fuerza.
Raquel, por reflejo, lo apartó bruscamente, sin querer tener ningún contacto físico con él.
—Después de que te fuiste, la abuela se alteró mucho y se desmayó. En su sueño, seguía llamando tu nombre. Tal vez deberías ir a verla cuando tengas tiempo.
Con esas palabras, Raquel se fue.
En ese momento, Francisco
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