Capítulo 335
Raquel sentía todo su cuerpo adolorido, como si sus huesos estuvieran a punto de romperse, y además, sentía un frío intenso.
El agua helada del mar golpeaba su rostro constantemente, lo que la hizo estremecerse profundamente, despertándola por completo. Abrió los ojos lentamente.
No estaba muerta.
En el yate había explosivos, y cuando estaba a punto de estallar, ella y Carlos se lanzaron al mar. El agua helada y cortante del océano se arremolinaba a su alrededor, y ella nadaba con todas sus fuerzas.
Su pequeño cuerpo desató una increíble fuerza de supervivencia.
Finalmente, el mar la arrastró hasta la orilla.
Ya era de noche, y el lugar estaba desolado. Raquel luchó por levantarse. —¿Carlos? ¡Carlos!
Lo había empujado al mar. ¿Dónde estaba ahora?
Raquel miró a su alrededor. —Carlos, ¿sigues vivo? Si lo estás, responde.
Pronto, Raquel se detuvo al ver a Carlos en la orilla.
Carlos también había sido arrastrado hasta allí.
Raquel corrió hacia él. —¡Carlos! ¡Carlos, despierta!
Carlos esta

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