Capítulo 327
—¡Alberto, suéltame!
Raquel lo empujó con fuerza.
En los ojos de Alberto ya brillaba el deseo, y él quería inclinarse para besar a Raquel.
—¡Alberto, ya estamos divorciados, piensa en Ana!
El nombre "Ana" cayó sobre Alberto como un balde de agua fría, y se quedó rígido.
Raquel lo empujó con fuerza y se dio vuelta para correr.
Alberto permaneció inmóvil en su lugar, sin saber exactamente qué había hecho. Ana era su chica, y él sabía que debía hacerse responsable de ella.
Pero Raquel lo atraía constantemente, no podía controlarse, como si fuera un hechizo.
...
Después de la carne asada, todos regresaron al hotel de vacaciones.
Alberto caminaba con otras dos personas, mientras Raquel y Santiago iban adelante, caminando juntos.
Alberto echó un vistazo; Santiago no sabía de qué hablaba, pero Raquel reía felizmente.
—Alberto, ¿puedes quedarte en la habitación 621?
Alberto no mostró ninguna expresión. —¿En qué habitación está Santiago?
—Santiago está en la 609, justo enfrente de la habitación

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