Capítulo 222
—¡Basta, no sigas! —interrumpió Raquel, no quería escuchar más.
No quería escuchar ni un poco.
Alberto soltó una risa despectiva; él quería que Raquel escuchara, quería que recordara que todo esto era lo que ella no quería.
Lo que ella no quería, por lo que él se lo dio a sus compañeros de clase.
Alberto la soltó de golpe, y su voz sonó fría y cortante: —Está bien, divorciémonos entonces, mañana mismo. Si no fuera por la abuela, ya te habría echado de ese puesto de señora Díaz. ¡Fuera, hay muchas mujeres haciendo fila afuera!
El corazón de Raquel se apretó. Enrojeció los ojos y apretó sus finos dedos blancos, —Entonces, nos vemos mañana a las nueve en la entrada del registro civil.
Dicho esto, Raquel se dio vuelta sin mirar atrás.
Alberto observó su figura delgada alejarse, su rostro permaneció helado. Que se divorciaran, que todo terminara.
Siempre había deseado que su relación con ella se desvaneciera, que se rompiera.
Su matrimonio con ella ya debería haber acabado hacía muc

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