Capítulo 202
Alberto se detuvo y se giró para mirar a Ana.
Ana también había inhalado la Fragancia Afrodisíaca, y el calor la envolvía. Su delicado rostro ya estaba teñido de un rojo intenso. Mordía sus labios carmesíes mientras miraba a Alberto con una expresión cargada de deseo.
María continuó: —Presidente Alberto, en este momento Anita te necesita. No puedes dejarla sola, ¿verdad?
Alberto miró a Ana, pero no dijo nada.
En ese instante, Ana apartó las sábanas y bajó de la cama. Se lanzó directamente a los brazos de Alberto.
Alejandro y María intercambiaron una mirada de satisfacción antes de volver a cerrar la puerta.
El delgado tirante de la prenda de Ana ya se había deslizado por su delicado hombro derecho. Su belleza frágil y su dulzura la hacían aún más irresistible. Con los ojos llenos de admiración, miró a Alberto y susurró: —Alberto, yo sabía que la persona que más amas sigo siendo yo.
Mientras hablaba, rodeó su cuello con sus pequeñas manos y se puso de puntillas para besar

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