Capítulo 18
María estaba pálida: —¡Querido!
María agarró a Manuel: —Manuel, ¿qué está pasando exactamente? Acordamos que si llevaba a Raquel a tu cama, tú me ayudarías a conseguir una cita con la Invencible. Esto...
La voz de María se detuvo bruscamente porque en la puerta vio una figura delicada y hermosa: Raquel había llegado.
Raquel, sin que nadie supiera cómo, estaba ahora parada allí en silencio, con sus claros y vivaces ojos observando tranquilamente toda la angustia y el desorden de María.
María se quedó paralizada.
Manuel corrió rápidamente al lado de Raquel, sonriendo servilmente: —Señorita Raquel.
Raquel sacó un bolígrafo y luego lo lanzó directamente al estanque exterior: —Manuel, he perdido mi bolígrafo.
—Señorita Raquel, ahora mismo lo recupero para usted.
Manuel corrió hacia afuera, sin importarle el frío otoñal, y se lanzó de cabeza al estanque.
María se acercó, mirando la escena con incredulidad.
Manuel emergió del estanque, completamente mojado, sosteniendo el
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