Capítulo 176
Ahora, su cuerpo firme y musculoso la tenía atrapada, en un lugar apartado, donde le había dicho que le compraría algo. Raquel, de alguna manera, sintió que lo que sucedía entre ellos era como un romance secreto. Ella era su amante, su pareja oculta.
Pero ella era su esposa legítima.
—No quiero ropa.
—¿Helado? ¿Quieres?
Alberto sacó un helado.
Raquel se quedó paralizada al ver que en las manos de Alberto había un helado, de fresa.
—¿Cuándo lo compraste?
—Hace un momento.
Justo antes, él la había seguido y vio cómo ella había estado persiguiendo a un vendedor de helados.
Raquel bajó la mirada, sorprendida. No había esperado que Alberto le comprara un helado.
Alberto acercó el helado a sus labios rojos. —Toma un bocado.
Raquel levantó su mirada clara y lo miró. —No quiero comer.
Aunque en realidad sí quería. Cuando había estado persiguiendo el helado, sus ojos brillaban.
Alberto la observó intensamente, sus labios delgados se movieron y su voz sonó baja y rasposa. —¿Entonces qué quieres

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