Capítulo 154
Así que esto era lo que pasaba.
Raquel rápidamente tomó un bolígrafo, —presidente Alberto, espera un momento, ahora te lo escribo.
Raquel bajó la cabeza y escribió en el papel: Receta de medicina herbaria.
En el instante en que bajó la cabeza, la luz del sol atravesó su blusa blanca, revelando una vista inesperada.
Alberto tragó saliva, sabiendo que su figura no solo destacaba por eso, sino también por su cintura, tan delgada como una rama de sauce.
Era una ventaja para atraer a los hombres.
Algo natural.
Alberto, con la voz grave, la llamó, —¡Raquel!
Raquel levantó la mirada, mirándolo sin entender, —¿Qué pasa, presidente Alberto?
Ella realmente no lo sabía, sus ojos claros y brillantes reflejaban una pureza e inocencia genuinas.
Esto, sin duda, despertaba los deseos ocultos de los hombres. Alberto tragó saliva nuevamente, sintiendo una presión en la garganta, —Cuando termines, mándamelo.
Raquel se dio cuenta de que, siendo él un presidente tan ocupado, no tendría tiempo para esperar

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