Capítulo 150
Anoche, ella se fue sin despedirse y ni siquiera le dio las gracias en persona.
¿Habría visto la nota que dejó sobre la mesita de noche?
—Raquelita, ¿en qué estás pensando? ¡Rápido, llama al presidente Alberto! Esta vez, el presidente Alberto realmente te defendió —instó Camila.
Raquel marcó el número.
El tono de llamada sonó una vez antes de que él contestara, sin prisa.
Él respondió, pero no dijo nada.
Al otro lado, todo estaba en silencio.
Raquel apretó el teléfono con sus delgados y blancos dedos. No sabía qué decir.
Entonces, la profunda y magnética voz del hombre rompió el silencio: —Si no vas a hablar, cuelgo.
Estaba a punto de cortar la llamada.
Tan dominante y autoritario como siempre.
—¡Presidente Alberto, espere! —Raquel intervino rápidamente—. Hace un momento, el presidente Aureliano y la señora Valentina vinieron a la escuela a buscarme, por favor, suéltelo.
—De acuerdo —respondió él con una sola palabra.
Las largas pestañas de Raquel temblaron leve

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