Capítulo 57
Aunque el Señor Fernando ya había abandonado la Casa Vargas, aún llevaba la sangre de la familia Vargas en sus venas.
Si algo sucediera, no podría evadir su responsabilidad.
—¡Basta de tonterías! ¿Acaso no escuchas lo que digo?
—Con una sola palabra mía, podrás irte y jamás podrás quedarte en esta ciudad.
—¡Solo sigue mis órdenes, ¿entendido?!
Antonio ordenó con voz fría.
—Esto... ¡Sí!
El conductor solo pudo suspirar y, reprimiendo su miedo, pisó el acelerador.
No se atrevía a desobedecer.
¡Cuántas personas habían terminado en situaciones miserables bajo el control de Antonio!
—¡Acelera, acelera, más rápido!
Antonio gritaba con un rostro feroz y enojado.
El conductor, aterrorizado, presionó el acelerador sin darse cuenta.
En su campo de visión, tanto Fernando como María iban a ser atropellados.
Un destino miserable.
En ese momento.
Fernando y María estaban a punto de entrar al colegio cuando, de repente, notaron el coche que se acercaba rápidamente desde la distan
Haga clic para copiar el enlace
Descarga la aplicación Webfic para desbloquear contenido aún más emocionante
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil