Capítulo 54
Hernán, pensando rápidamente, se quitó la chaqueta y la envolvió alrededor de Yaritza.
—Yari, hace mucho frío afuera, llevas muy poca ropa y podrías resfriarte. Te llevaré a cambiarte.
Sin dar espacio para que Yaritza se negara, Hernán la tomó en sus brazos y comenzó a caminar hacia el vestuario.
Yaritza no estaba acostumbrada a ser sostenida de esa manera por otro hombre, e instintivamente intentó liberarse del abrazo de Hernán. Aún sin haberse soltado, él sonrió radiante y le susurró al oído: —Yari, ¿podrías bailar solo para mí de ahora en adelante?
Mientras Hernán pronunciaba estas palabras, pasaban al lado de Diego. Al escucharlas, el rostro guapo de Diego se heló como cubierto de escarcha.
—Dieguito, de ahora en adelante, solo bailaré para ti.
Los ojos de Diego se enrojecieron, ella había dicho que bailaría solo para él, pero ahora quería reservar toda su belleza solo para Hernán.
Al verla bailar, ¿acaso Hernán, al contemplar la esbelta cintura y la piel blanca de ella, perdería t
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