Capítulo 197
Aunque esos hombres no lo expresaron explícitamente, Yaritza, al observar sus expresiones, comprendió inmediatamente el tipo de fotos que deseaban tomarle.
La idea de esas fotos indecentes, que se difundirían hasta ser conocidas por todos, la hacía sentir extremadamente incómoda.
No quería que Hernán, al despertar, se encontrara con imágenes suyas indecentes en todos lados.
—¡Déjenme ir! ¡Lo que están haciendo es un delito! —exclamó Yaritza. Sabía que sus palabras eran demasiado débiles e ineficaces, pero incluso en la desesperación, uno intenta luchar hasta el final.
—¿Un delito? —se burló Sebastián con una risa siniestra: —Basta con que digamos que fuiste tú quien nos sedujo. ¿Qué delito hemos cometido entonces?
—Cuando vendamos las fotos que tomemos a los medios, te garantizo que te harás famosa de la noche a la mañana.
Dicho esto, Sebastián extendió su mano hacia Yaritza.
Ella se sentía extremadamente repugnada y luchaba desesperadamente: —¡Fuera! ¡Apártate de mí! ¡No me toques!
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