Capítulo 196
Instintivamente, Yaritza respondió la llamada y la voz gélida de Diego resonó desde el teléfono: —Yaritza, renuncia al patrocinio.
Ella sabía que los secuestradores habían notado su intención de llamar a la policía, pedir ayuda de esa manera ya era imposible. Su única esperanza residía en pedirle ayuda a Diego.
—Ayúdame...
—Yaritza, deja de fingir conmigo. No digas que no necesitas mi ayuda, porque incluso si realmente estuvieras a punto de morir, yo solo celebraría.
Tras esas palabras, Diego colgó el teléfono con frialdad.
Aunque Yaritza había anticipado esa respuesta, no pudo evitar sentir un frío incontrolable en el pecho.
A veces, pensaba que era ridículo. Diego había destrozado sus esperanzas una y otra vez, y aún así, ella seguía aferrándose a una vaga esperanza.
Si muero, al menos celebrará...
Eso estaba bien, al menos habría algo de alboroto cuando muriera.
—¿Quieres llamar a alguien para que te salve, estúpida? ¿Ves? Fallaste. —dijo un hombre con un gran lunar negro en la cara
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