Capítulo 57
Hoy es viernes y había algo de tráfico en el camino, por lo que llegamos a Casa Bosque a las seis y media.
La servidumbre ya había preparado la cena. —Señor, señorita Belén, la cena está lista.
Belén, mareada por el viaje y de mal humor, ha estado casi en silencio desde que regresamos. La criada cogió un par de zapatillas y se acercó al vestíbulo; eran de color rosa. —Señorita Belén, ¿desea cambiar de zapatos?
Belén respondió: —No es necesario, yo misma me las pondré.
—Está bien.— La criada tomó su mochila.
Belén observó que los sirvientes ocupados en la cocina eran caras nuevas, como si nunca los hubiera visto antes en su visita inicial.
Oscar dijo: —¿Qué estás mirando? Ven a lavarte las manos antes de cenar.
Belén se acercó a Oscar. —Hermano, ¿han cambiado de personal otra vez? ¿Por qué estos sirvientes no son los mismos que vi la última vez?
Oscar exprimió algo de jabón en sus manos y las frotó juntas bajo el grifo. —Hubo algunos errores menores.
—Este también será el hogar de Belén
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