Capítulo 53
—Realmente no es necesario, hermano. Si me extrañas, puedo venir los fines de semana a acompañarte, ¿no me diste las llaves? —Belén retrocede para avanzar; en realidad no desea vivir aquí, ni quiere tener ningún vínculo con la familia Díaz.
Después del desayuno, con la mochila al hombro, se sentó en el asiento trasero junto a Oscar, y todavía tenían un camino por recorrer hasta la escuela. Belén cerró los ojos y se quedó dormida por un momento; Oscar, pensando que ya estaba dormida, con cuidado sostuvo su rostro para que se apoyara en su hombro.
No era que estuviera cansada, simplemente no podía superar su costumbre de marearse en el coche, justo después de desayunar. Sentada allí, Belén sentía que su estómago se revolvía y se sentía tan mal que quería vomitar.
—¿Te sientes mal? —preguntó Oscar, mirando a Belén a través del espejo retrovisor mientras ella apoyaba los ojos abiertos en su hombro, y se dio cuenta de algo.
Belén respondió con un sonido, —Mhm.
Oscar dijo, —Conduce más desp
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