Capítulo 52
—Ya la he llevado de regreso.
Belén estaba exhausta; se apoyó en la cama y se metió bajo las sábanas, enterrándose completamente en la manta ligera. —Hermano, descansa pronto; mañana tengo que ir a la escuela.
Oscar esperó a que ella se durmiera por completo, escuchando los sonidos de su respiración. Al salir, apagó la lámpara de la mesita de noche, dejando la habitación sumida en la oscuridad.
Con un 'clic', cerró la puerta de la habitación y, entre sueños, Belén, con los ojos aún cerrados, alcanzó al azar el interruptor junto a su cama y encendió una lámpara de mesa.
A la mañana siguiente, los primeros rayos del amanecer se filtraban a través de las rendijas de la cortina, iluminando una esquina de la habitación.
La criada llegó media hora antes, golpeando la puerta del dormitorio.
—Señorita Belén, es hora de levantarse para desayunar e ir a la escuela.
Belén, todavía somnolienta, echó un vistazo a la hora; apenas eran más de las cinco y el cielo apenas empezaba a clarear.
Pensando e
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