Capítulo 55
Al ver que la persona que se acercaba era Sofía, mi expresión se oscureció y, instintivamente, giré para retroceder.
Pero Sofía se apresuró a alcanzarme, agarrando mi brazo directamente: —Estoy hablando contigo, ¿a dónde crees que vas?
Me solté de su agarre con un movimiento brusco y le dije con sorna: —¿No lo ves? No tengo interés en hablar contigo.
Sofía parecía incrédula y frunció el ceño: —¿Estás loca o qué? ¡No te he hecho nada!
Me reí de su indignación y respondí con frialdad: —La loca eres tú.
Sofía me lanzó una mirada despectiva: —No soy la tercera en discordia entre tú y Rafael. Él no te quería, lo sabías antes de casarte, ¿qué tengo que ver yo? No descargues tu enojo en mí.
Ante tal desfachatez, no pude más que admirar su falta de vergüenza.
Lo que es evadir responsabilidades, hoy lo he visto con mis propios ojos.
—Prefiero no hablar contigo, por favor, aparta.
Sofía torció la boca: —¿Crees que me interesa hablar contigo? Si no fuera por Rafael, ni siquiera te dirigiría la pa
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