Capítulo 43 Resignación
Martín no sabía qué responder.
Su expresión era evasiva, intentando eludir la mirada de Noelia.
—Estaba...
Martín tragó saliva, y sus manos, colgando a los lados, se cerraron involuntariamente en puños.
Sabía que Noelia estaba cansada de esto, pero no era su intención ocultarle las cosas.
Las familias Cordero y Vargas eran cercanas, y eso era todo; él llamaba a don Tomás bisabuelo por respeto, pero al fin y al cabo no pertenecía a la familia Cordero y no tenía derecho a entrometerse en sus asuntos.
Sabía dónde estaban las cenizas porque don Tomás se lo dijo a propósito.
Ese día, Don Tomás colocó la urna frente a él y cambió de tema: —He oído que tus padres planean casarte con la hija de la familia Solís.
La sonrisa en los labios de Martín se tensó por un momento, y respondió torpemente: —No tengo ese plan.
Don Tomás comentó: —La familia Solís ha sido de intelectuales por tres generaciones, y su única hija es médica. Es una familia respetable y culta. En estos tiempos,
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