Capítulo 29 Forzando el matrimonio
Maite despertó.
Después de que la anestesia dejó de hacer efecto, sólo le quedaba un poco de fuerza. Estaba inmóvil y con agudos dolores como si sus huesos estuvieran hechos trizas, pero seguía insistiendo en ver a Noelia.
Sabía muy bien que las despedidas entre las personas eran inevitables y que después de esta triste mirada sería su último adiós con Noelia.
Pero había cosas que una debía hacer por sí misma.
En la habitación del hospital, la visión de Maite ya no era lo suficientemente clara, pero aún seguía forzándose tener los ojos abiertos, de forma obstinada mirando el techo manchado.
Sabía que una enfermera estaba a su lado, y sin fuerzas dijo: —Quiero verla, necesito ver en este momento a Noelia.
De lo contrario, se quedaría con el arrepentimiento.
La enfermera no se atrevió a demorar y corrió apresurada a buscar a alguien, haciendo que Noelia, a través de la ventana, viera en la cama un cuerpo delgado como el papel, cubierto de manchas irregulares.
Esas eran las
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